Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida (1948) es un libro clásico de autoayuda que explica con claridad por qué preocuparse es malo y qué pueden hacer al respecto. Con herramientas y técnicas para poner en práctica, así como una gran variedad de ejemplos y anécdotas para respaldar sus recomendaciones, Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida puede ayudarles a preocuparse menos hoy mismo.
Los trabajos estresantes pueden ser peligrosos: la preocupación excesiva es perjudicial para su salud.
Todo el mundo se preocupa, pero somos pocos los que nos damos cuenta del daño que esto le hace a nuestra salud. Preocuparse de manera excesiva puede, de hecho, enfermarnos a nivel físico. Como ya lo sabía Platón, la mente y el cuerpo están íntimamente relacionados. De hecho, los hermanos Mayo, médicos famosos, una vez dijeron que más de la mitad de las camas de hospitales estaban ocupadas por personas que sufrían de frustración, ansiedad, preocupación y desesperación. La artritis, por ejemplo, es una de las muchas afecciones debilitantes que puede ser producto de la preocupación. De hecho, las dos principales causas de la artritis están relacionadas con la preocupación, rupturas matrimoniales e infortunios económicos.
También hay casos médicos que sugieren que la preocupación puede aumentar la probabilidad de demencia y diabetes. Está claro que preocuparse es malo para la salud. Por desgracia para nosotros, existen motivos de preocupación en todas partes y son muy frecuentes en el trabajo que realizamos. Los trabajos de mucha presión tienden a generar más preocupación y, como es de esperar, más enfermedades que los trabajos más relajados y tranquilos. Los niveles altos de estrés que asociamos a los trabajos de mucha presión pueden llevar a enfermedades cardíacas. Según un estudio, más de un tercio de los ejecutivos empresariales sufren de alguna enfermedad cardíaca, úlceras estomacales e hipertensión arterial.
En otro estudio se descubrió que 20 veces más médicos que trabajadores agrícolas mueren de insuficiencia cardíaca. Esto significa que si tienen un trabajo sumamente estresante que hace que se preocupen, necesitan encontrar la manera de combatir la preocupación o podrían terminar con una úlcera o algo peor.
La confusión genera preocupación: conozcan la realidad de sus preocupaciones y resuelvan el problema.
¿Cómo se sentirían si alguien les dijese el domingo por la noche que el lunes por la mañana los meterían en una cámara de tortura? ¿Se preocuparían? Probablemente sí, pero existe una forma de lidiar con estas preocupaciones.
La confusión es la principal causa de la preocupación, como expresó Herbert E. Hawkes, decano de la Universidad de Columbia. Según él, sólo pocas personas se dan el trabajo de analizar los hechos de la situación cuando están preocupadas. Propuso que todos los tipos de preocupación se pueden resolver mediante un simple análisis de tres pasos. Esto es, precisamente, lo que Galen Litchfield hizo en 1942 cuando, tras haber quedado atrapado en Shanghai, ocupada por Japón, se enteró de que un almirante japonés había descubierto los bienes que tenía escondidos de los japoneses. Como castigo, lo iban a enviar a una espantosa cámara de tortura de la policía secreta japonesa el lunes. Litchfield se enteró de esta noticia el domingo y se preguntó qué hacer.
Su solución fue seguir estos tres pasos. En primer lugar, saber por qué estaba preocupado. Litchfield tomó una máquina de escribir y escribió por qué estaba preocupado. Ser torturado hasta la muerte por la mañana. En segundo lugar, analizar esos hechos. Litchfield escribió, ¿qué puedo hacer al respecto?
Y debajo escribió una lista de varias opciones, como huir, dar explicaciones o actuar como si nada sucediera. En tercer lugar, tomó una decisión sobre qué hacer y lo hizo. Litchfield decidió que su única opción era ir al trabajo como si nada sucediera. Todo apuntaba a que el almirante japonés se había calmado, ya que solo frunció el ceño a Litchfield. Como pueden ver, analizar sus preocupaciones con detenimiento puede hasta salvarles la vida por momentos.
Una vez que hayan decidido de qué manera abordar las preocupaciones, tomen medidas y no miren hacia atrás.
¿Alguna vez tomaron una decisión en la vida para luego terminar cuestionándola de manera constante? Esa tendencia es muy habitual en las personas. Nos preguntamos de manera constante si hemos hecho lo correcto y si aún tenemos tiempo para tomar otra decisión.
Si bien esa tendencia es habitual, también puede ser perjudicial al momento de buscar formas de abordar las preocupaciones. Cuando intentan decidir la forma de resolver un asunto preocupante, necesitan, por supuesto, empezar por analizar los hechos. Pero, una vez completado el análisis y tomada una decisión con respecto al curso de acción, no deben volver a la etapa de análisis. Recuerden que ya han tomado una decisión, por lo que deben actuar acorde a esta con firmeza y suprimir la ansiedad que les genera. No se detengan a dudar, reconsiderar o volver sobre sus pasos. Incluso la más mínima duda puede llevar a una reacción en cadena de dudas, desentrañando todo el análisis y el trabajo que ya han realizado para abordar sus preocupaciones.
Una vez que han elegido un curso de acción, síganlo y no vacilen. De lo contrario, volverán al punto de partida.
Vivan el presente: dejen de lado las preocupaciones del ayer y del mañana.
¿Alguna vez han pasado la noche dando vueltas, reflexionando sobre algo que ocurrió en el pasado o algo que podría ocurrir en el futuro? Si la respuesta es sí, no se preocupen. La mayoría de las personas lo hacen. Pero, ¿con qué fin? Preocuparse por algo del pasado o el futuro no tiene sentido. El escritor Stephen Leacock describió de manera acertada este absurdo con el ejemplo de un niño que dice, «Cuando sea un niño grande, este niño luego dirá, cuando sea grande. De grande dirá, cuando me case. Ya casado dirá, cuando me jubile. Pero cuando se jubile y observe el camino que ha recorrido, un escalofrío le recorrerá el cuerpo y se dará cuenta de todo lo que se ha perdido y ya será demasiado tarde».
Por ende, para evitar este triste destino, debemos vivir solo en el presente. Así como un barco tiene diferentes compartimentos a prueba de agua, ustedes necesitan compartimentos a prueba del tiempo. Una forma de limitar su atención al presente y protegerse de la reflexión inútil sobre el pasado o la especulación sobre el futuro. La regla es simple. Lo que haya ocurrido en el pasado o pueda ocurrir en el futuro no debe interferir en su presente. Por supuesto que pueden y deberían planificar el futuro y estar preparados, pero muchas veces es innecesario preocuparse por ello.
El mejor tipo de preparación para el futuro es hacer lo mejor que puedan a nivel personal y profesional en el presente. Por ejemplo, alguien que se benefició de este consejo fue una viuda afligida y sola con intenciones suicidas. Un día, mientras leía un artículo, se encontró con la siguiente frase, «Cada día es una vida nueva. Cada día es una vida nueva para el hombre sabio».
Estas palabras fueron una inspiración para ella. Se las repitió todas las mañanas a partir de ese momento, hasta poder encontrar el éxito y la felicidad en su vida. Él ayer ha muerto y el mañana aún no ha nacido, así que no deberían preocuparse por ellos. En cambio, enfóquense solo en lo que pueden hacer hoy.
Cuando se enfrenten a algún problema, acepten lo peor que podría pasar para intentar mejorar desde allí.
Cuando a un hombre llamado Errol P. Haney le dijeron que tenía úlceras duodenales, el panorama era sombrío. Los médicos le dijeron que debía descansar y controlar su alimentación, pero que, sin embargo, probablemente moriría muy pronto. Como respuesta, Haney hizo algo espectacular. Aceptó su destino. Esta simple idea es la base para el método de tres pasos para dejar de preocuparse. Si algo les preocupa, primero pregúntense ¿qué es lo peor que podría pasar? Definan el peor de los casos. ¿Podrían perder el trabajo? ¿Ir a prisión? ¿Ser asesinados? Por su parte, Haney pensó que todo lo que tenía por delante era una larga agonía. Después, aceptó lo peor que podría pasarle. Asuman por un momento que lo peor es lo que sucederá. Lo más probable es que el peor de los casos no sea tan malo y hasta es posible que incluso puedan recuperarse.
Si, por ejemplo, pierden su trabajo, pueden encontrar otro. Una vez que acepten el peor de los casos, probablemente sientan más calma. En el caso de Haney, por supuesto, el peor de los casos será algo horrible, pero lo aceptó y se preparó para ello. Incluso compró un ataúd para que su cuerpo pudiera ser enviado a una parcela familiar en Nebraska. Por último, hagan un esfuerzo para mejorar ese peor de los casos. Haney decidió que si moriría de todas maneras, bien podría aprovechar el tiempo al máximo.
A pesar de las objeciones de los médicos, decidió viajar por todo el mundo con su ataúd a cuestas. Bebió cocteles y comió comida local exótica, soportó monzones y tifones y cantó canciones e hizo amigos. Cuando regresó a casa, se había olvidado por completo de la úlcera y rápidamente vendió el ataúd a la funeraria. No se ha enfermado ni un solo día desde entonces.
No gasten energías en situaciones sin solución o rencores: establezcan un límite para dejar de preocuparse por ello.
La mayoría de las personas tienen la desafortunada capacidad de preocuparse y estresarse sin cesar por cualquier experiencia negativa que encuentren. Cuando de hecho, sería mejor tan solo alejarse de ellas.
Preocuparse no tiene sentido. Al ceder a la preocupación, permitimos que las desgracias se cobren un costo terrible sobre nuestra felicidad. Entonces, ¿cómo podemos evitar preocuparnos por las desgracias? Una solución sorprendente radica en una estrategia muy conocida enseñada por un famoso corredor de bolsa, la orden Stop Loss, detener la pérdida. Una orden Stop Loss significa que las acciones se compran a un precio determinado y luego se observa la evolución de su precio. Si las cosas van mal y el precio de las acciones llega a cierto punto, digamos un 10% por debajo del precio por el que se compraron, entonces se venden de inmediato.
Esto evita que la pérdida aumente aún más, de ahí el nombre. Una persona que probablemente se hubiera beneficiado de aplicar una orden Stop Loss a su vida fue el gran literario ruso León Tolstoy. Tolstoy vivió en un matrimonio infernal en el que ambos se culparon el uno al otro durante 50 años. ¿Por qué no dijo, ya es suficiente, para detener las pérdidas en las que estaba incurriendo al prolongar este matrimonio?
La orden Stop Loss también puede aplicarse a los rencores. No es sensato gastar su propio tiempo y energía en guardar un rencor contra alguien a nivel personal. Abraham Lincoln, por ejemplo, decía que no creía que las peleas fuesen beneficiosas y de inmediato perdonaba a quienes lo atacaran una vez que se detenían. Así que, de aquí en adelante, pongan una orden Stop Loss en las cosas que les causan estrés y dolor.
Sean más felices enfocándose en los aspectos positivos de la vida y actuando felices.
La mayoría de las personas diría que sus emociones influyen en la forma en que piensan y actúan. Pero de hecho, como dijo el psicólogo William James, son dos aspectos que van de la mano. Esto significa que, aunque no podemos influir de forma directa en cómo nos sentimos, podemos influir de forma indirecta a través de cómo pensamos y actuamos.
Una forma de sentirse más felices es actuar de manera más feliz. Si se sienten tristes o deprimidos, dibujen una gran sonrisa en el rostro y silben al son de una alegre melodía. Verán que es imposible sentirse tristes cuando actúan de forma alegre. Pero no es necesario aparentar estar felices. Una forma alternativa y complementaria de sentirse más felices es simplemente tener pensamientos más felices. Marco Aurelio, el gran filósofo que gobernó el Imperio Romano, lo resumió de forma acertada.
«Nuestra vida es lo que nuestros pensamientos hacen de ella». Si tienen pensamientos felices, es probable que se sientan más felices. Por lo tanto, no reflexionen sobre cuestiones negativas. Enfóquense solo en lo positivo. Tomemos el ejemplo de la mujer que tuvo que mudarse al desierto de Mojave porque el campo de entrenamiento del ejército de su esposo estaba allí. Al principio, no le gustaba nada.
Hacía un calor insoportable, solo había indios y mongolos. Solo había indios y mexicanos que no hablaban inglés y había arena por todos lados. Pero luego, su padre le dijo que se enfocara en lo positivo y así lo hizo. Empezó a amar el desierto, los árboles de Josué, los atardeceres, los nativos.
La próxima vez que se sientan tristes, intenten pensar y actuar felices. Puede que tengan éxito e incluso si no es así, al menos no se estarán enfocando en lo negativo.
No esperen el agradecimiento: den por el simple hecho de dar.
Piensen en la última vez que le hicieron un favor a alguien. ¿Les agradeció? Si no lo hizo, ¿se sintieron algo ofendidos o frustrados? Cuando hacemos actos de bondad, a menudo solemos hacerlos con la expectativa de la gratitud. Pero tener tales expectativas probablemente haga que terminen decepcionados.
La gente tiende a ser irresistible y a tener un efecto negativo. La gente tiende a ser irreflexiva y desagradecida. Es parte de la naturaleza humana y no pueden cambiar eso. El emperador romano Marco Aurelio tenía bien en claro esto. Escribió en su diario que un día se encontraría con personas egoístas, ruines, malagradecidas. Pero no me sorprenderé ni me perturbaré, porque no podría imaginar un mundo sin gente así.
Otra persona muy consciente del egoísmo innato de las personas fue el abogado, Samuel Leibowitz. A lo largo de su carrera, Leibowitz salvó a 78 personas de ir a la silla eléctrica. Adivinen cuántas de ellas le agradecieron. Ninguna. Así que dejen de esperar gratitud cuando son amables con alguien. En cambio, alégrense de hacer ese acto.
Esto los hará más felices y les dará placer, incluso si la otra persona no aprecie el acto. Por último, recuerden que la gratitud se debe cultivar. Esto significa que, si sus hijos son desagradecidos, la culpa es de ustedes. Deben enseñarles a ser agradecidos por lo que reciben.
No envidien ni imiten a los demás; sean auténticos.
¡Felicitaciones! Son únicos. No hay nadie como ustedes. Ni jamás lo habrá en este planeta. Sus genes son completamente únicos. Incluso si alguien tuviera los mismos padres que ustedes, la probabilidad de que nazca alguien idéntico a ustedes es una en 300.000 de millones. A pesar de este hecho asombroso, muchos de nosotros anhelamos ser otra persona. Por alguna razón, nos gusta lo ajeno, más por ajeno que por bueno.
Pero vivir la vida de esta manera no tiene sentido. Es mucho mejor aceptar lo que nos hace únicos y sentirnos cómodos con nosotros mismos. De hecho, querer ser alguien más conlleva un gran riesgo. Si no se aceptan a ustedes mismos y lo que los hace únicos, podrían desencadenar muchas aflicciones psicológicas. Nadie es más infeliz que alguien que anhela ser otra persona. Es probable que ese anhelo no solo conduzca a la infelicidad, sino que también sea una gran pérdida de potencial.
Según el psicólogo William James, las personas que no se han encontrado a sí mismas utilizan sólo alrededor del 10% de su potencial. Entonces, tiene sentido que no desperdiciemos ni un solo átomo de ese potencial tratando de ser otra persona. Una persona que aprendió esta valiosa lección fue Edith Allred. Debido a los traumas de la infancia, Allred estaba muy nerviosa e insegura de sí misma. Sentimientos que se vieron exacerbados por el hecho de que la familia de su esposo era muy segura de sí misma. En comparación con ellos, se sentía una fracasada.
A medida que pasaba el tiempo, se sentía más insegura. A medida que pasaba el tiempo, Allred empezó a contemplar el suicidio. ¿Qué fue lo que la salvó? Un día, su suegra comentó por arriba que les había enseñado a sus hijos a siempre ser ellos mismos, pase lo que pase. Inspirada, Allred comenzó a pensar en quién era ella, no en cómo podría tratar de ser como los demás. Ahora es más feliz y tiene más confianza de lo que jamás creyó.
Las personas critican a los que envidian; piensen en las críticas en su contra como cumplidos encubiertos.
¿Alguna vez se han preguntado por qué los políticos y las celebridades parecen atraer críticas públicas tan viles? La razón es bastante simple. La gente se complace de formas oés en derribar a los que tienen más logros que ellos. ¿Por qué? Desacreditar a los que envidiamos es una tendencia humana básica. Lo hacemos porque nos hace sentir más importantes en comparación. Un ejemplo extremo de esta tendencia es una carta desagradable que el autor recibió de una mujer amargada y rencorosa. ¿El objetivo de su hostilidad?
Nada menos que William Booth, el fundador del Ejército de Salvación, a quien denunció como estafador y malversador. Es evidente que obtuvo cierto placer al intentar difamar a una figura pública tan elogiada. Debido a que las personas son tan propensas a criticar a quienes admiran y envidian, no deben tomar esas críticas como un insulto, sino como un cumplido. Como dice el dicho, nadie patea un perro muerto.
En otras palabras, si los critican, a menudo significa que están logrando algo digno de mención. De hecho, si continúan en esta línea de razonamiento, pueden concluir que cuanto más los critiquen, más influyentes importantes serán como persona. Entonces, la próxima vez que los critiquen, no dejen que sólo se prima. Tómenlo como un cumplido.
Aprendan a relajarse y descansar antes de cansarse.
¿Alguna vez han notado que después de un día duro y agotador, tienden a estar más tristes que a la hora del almuerzo? La mayoría de las personas asumirían que todo el trabajo intelectual en la oficina las ha desgastado. Pero esas personas estarían equivocadas.
El trabajo mental por sí solo no puede ser cansador. Los científicos han descubierto que incluso después de 12 horas, el trabajo mental por sí solo no será cansador para el cerebro. Entonces, ¿qué hay detrás de este agotamiento? Los psiquiatras coinciden en que las emociones son la causa más común de fatiga. No las emociones positivas, como la alegría y la satisfacción, sino las negativas, como los sentimientos de aburrimiento, ansiedad y de no ser apreciado. Pero los psiquiatras también han descubierto que funciona al revés.
La fatiga produce más preocupaciones y emociones negativas. Debe quedar claro, por lo tanto, que deben descansar y relajarse regularmente antes de sentirse cansados. De lo contrario, las preocupaciones y la fatiga se acumularán una encima de la otra. Es imposible preocuparse cuando están relajados, y el descanso regular los ayuda a mantener su capacidad para trabajar con eficacia. Analicemos el ejemplo de Frederick Taylor, que trabajaba en Bethlehem Steel, donde su objetivo era aumentar la velocidad a la que los trabajadores podían cargar acero en los vagones de carga. ¿Qué creen que hizo para lograr ese objetivo?
Contra toda lógica, instruyó a uno de los trabajadores que descansara más que los demás. 36 minutos de cada hora, de hecho. ¿El resultado? El trabajador en cuestión pudo cargar casi 4 veces más acero que sus compañeros, quienes no conservaron sus fuerzas al descansar de manera tan organizada, sino que lo hicieron sólo cuando se cansaron. La lección de los psiquiatras y del señor Taylor no puede ser más sencilla. Descansen y relájense antes de que cansen, y sus preocupaciones se reducirán considerablemente.
Disfruten de su trabajo y anulen el estrés mediante la organización.
Hay pocas fuentes más grandes de infelicidad en la vida que tener que trabajar día tras día en un trabajo que desprecian. Tener éxito en su trabajo depende de pasar un buen rato mientras trabajan. Thomas Edison, quien trabajó 18 horas al día para transformar la Estados Unidos industrial, dijo la célebre frase, «Nunca tuve un día de trabajo en mi vida. Todo era diversión».
Tendría sentido decir entonces que no deberían elegir un trabajo que odian, o incluso que simplemente no les gusta hacer. Si, por ejemplo, sus padres los motivan a entrar en el negocio familiar que no les interesa, deberían considerar con detenimiento sus consejos. Lo más probable es que tengan mucha más experiencia que ustedes, pero son ustedes, en última instancia, quienes deben decidir qué tipo de trabajo los hará felices. El padre de Phil Johnson era dueño de una lavandería y tenía la esperanza de que su hijo trabajara en el negocio y eventualmente se hiciera cargo. Pero Phil no estaba interesado y eligió trabajar como mecánico. Por un lado, su padre estaba sorprendido con la decisión.
Pero Phil estaba feliz, ya que se puso a trabajar con máquinas, lo que lo fascinaba. Este mismo interés lo impulsaría más tarde a la presidencia de la compañía Boeing. Pero digamos que ya tienen un trabajo. ¿Cómo pueden hacer que sea más placentero y sin preocupaciones? Una forma es mantener la organización. Un escritorio lleno de correos y notas sin responder, de seguro, generará preocupaciones.
Tomemos como ejemplo la historia de un ejecutivo de negocios de Chicago que estaba tan nervioso y preocupado que buscó la ayuda de un médico. Durante la consulta, notó que cada vez que alguien interrumpía al médico con un asunto menor, como para pedirle un consejo sobre un tema trivial, el médico, en lugar de posponerlo, lo atendía de inmediato. Intrigado, el ejecutivo comenzó a hacer lo mismo. Y en seis semanas, mejoró.
Resumen final
Preocuparse puede ser perjudicial para su salud física y mental. Por lo tanto, deben encontrar formas de lidiar con sus preocupaciones. Un método simple es conocer la realidad de lo que les preocupa, elegir un curso de acción y nunca mirar hacia atrás. Para evitar preocuparse por las acciones de los demás, no esperen gratitud por su amabilidad, no guarden rencor y comprendan que otras personas pueden criticarlos porque tienen envidia de su éxito.
Consejos prácticos Establezcan una orden Stop Loss en su preocupación. La próxima vez que experimenten un evento desagradable, como tener una pelea con un amigo, usen la estrategia de Stop Loss. Permítanse reflexionar sobre el evento durante un cierto periodo de tiempo, como unas pocas horas. Pero luego, si todavía son incapaces de resolverlo, simplemente aléjense de él. No vale la pena seguir insistiendo en eso. Aceptar y mejorar el peor de los casos Cuando se encuentren preocupados por algo, en lugar de evitar pensar en el peor de los casos, definanlo.
Piensen en cuál es realmente el peor de los casos. Seguro no sea catastrófico. Aún así, acepten el peor de los casos y comiencen a trabajar para mejorarlo. Relájense antes de cansarse. La próxima vez que estén trabajando en algo, procuren descansar y relajarse antes de sentirse cansados. Esto aumentará en gran medida su productividad y disminuirá sus preocupaciones.