El poder del ahora: Un camino hacia la realizacion espiritual (2000) les ofrece un método específico para poner fin al sufrimiento y alcanzar la paz interior, vivir plenamente en el presente y separarse de su mente. El libro también les enseña a desprenderse de su «ego», una parte de la mente que busca el control de su pensamiento y conducta. Afirma que, desprendiéndose del ego, pueden aprender a aceptar el presente, reducir el dolor que experimentan, mejorar sus relaciones y disfrutar de una vida mejor en general.
¿Qué beneficio ofrece?
Muchos nos pasamos la vida atrapados en el pasado, lleno de resentimientos o angustiados por un futuro sobre el que no tenemos ningún control. Sin embargo, al mismo tiempo, nos aferramos a la esperanza de poder arreglar nuestra vida de alguna manera, ser más felices y encontrar la iluminación, aunque no sabemos bien cómo hacerlo.
De ahí la importancia del El poder del ahora, libro en el que el autor de Bedsellers y reconocido guía espiritual Eckhart Tolle presenta al lector varios métodos para avanzar por el complejo terreno de la vida interior y su relación con el pasado, el presente y el futuro. Parte central de la muy práctica filosofía de Tolle es la insistencia en vivir el momento presente como medio para evitar la mayor parte del dolor que solemos experimentar. Con este fin, el libro se centra en el vínculo entre la mente y el sufrimiento, mostrando diversas perspectivas sobre las múltiples maneras autodestructivas en que la usamos, por ejemplo, para atraparnos en ciclos de sufrimiento y negarnos la felicidad. El poder del ahora ha ayudado a millones de personas a mejorar su vida, incluidas sus relaciones con los demás, y lo que es fundamental, a aumentar su autoestima y comprometerse plenamente con su vida.
Centrándose en el presente y desentendiéndose del pasado y el futuro, ustedes pueden mejorar enormemente su vida.
Muchos queremos encontrar la paz interior y mejorar nuestra vida. Buscamos, en una palabra, la iluminación, pero no sabemos qué pasos dar para encontrarla. Pues bien, el primer paso quizás sea más fácil de lo que se imaginan.
Tendemos a vivir en el pasado y en el futuro. En un momento, rememoramos el pasado o nos resentimos de él, y en otro nos ponemos a planear o a preocuparnos por el futuro. Entretanto, descuidamos el único momento al que tenemos pleno acceso, el presente. El ahora. Sólo el presente es importante, porque nada ocurre jamás en el pasado ni en el futuro, las cosas suceden sólo en un flujo continuo de momentos presentes. Siempre que sienten algo, ese sentimiento lo experimentan en el presente, porque sus sentidos sólo pueden darles información sobre este momento preciso.
Por lo tanto, cuando decimos que algo sucedió en el pasado, no es del todo cierto. En realidad, sucedió en un momento presente único. De hecho, lo que llamamos pasado es en efecto un conjunto de momentos que una vez fueron presentes y que ya pasaron. De igual manera, el futuro está compuesto por momentos presentes que todavía no llegan. Lo anterior demuestra que no hay ninguna ventaja en preocuparse por el futuro ni en resentirse por el pasado, pero sí las hay, y muchas, en vivir en el ahora. Si logran alcanzar eso, no sufrirán problemas mayores, sólo pequeños, que se pueden afrontar a medida que se van presentando.
Por ejemplo, una tarea difícil, como escribir un artículo científico, suele parecer demasiado grande y complicada para ser alcanzable. Si se angustian por el trabajo que les falta por hacer o se lamentan por las oportunidades perdidas de trabajar en el artículo en el pasado, no llegarán a ninguna parte. Pero si resuelven tan sólo un problema pequeño, y luego otro, recopilar la información, formular la estructura, escribir el primer capítulo, terminarán el trabajo más fácilmente. Así que procuren vivir en el presente, dejen de aferrarse al pasado y de tener miedo al futuro, y verán cuán drásticamente mejorará su vida.
Una parte de ustedes necesita el dolor para sobrevivir, y crea la mayor parte del sufrimiento que experimentan.
Supongamos que logran vivir en el presente y no preocuparse por el pasado ni por el futuro. ¿Qué sucede en ese caso cuando sienten dolor? Si el dolor se siente en el momento presente, ¿cómo pueden lidiar con el sufrimiento físico y emocional?
El dolor no es más que una resistencia interior creada por ustedes mismos a cosas externas que no pueden cambiar. Sufren dolor cuando están insatisfechos con cómo son las cosas, pero no se sienten lo bastante poderosos para cambiarlas. Desde el punto de vista emocional, esto se manifiesta como un sentimiento negativo. Como piensan tanto en el pasado y el futuro, pero sólo pueden vivir en el presente, no tienen los medios para cambiar muchas cosas con las que están descontentos. Entonces, adquieren una resistencia interior a cómo son las cosas, resistencia que experimentan en forma de dolor. Otro aspecto del dolor creado por uno mismo es el cuerpo del dolor, una parte del yo que necesita que sufran para que pueda sobrevivir.
Como el cuerpo del dolor está compuesto por sus experiencias dolorosas, crece y se fortalece cada vez que sufren dolor, en consecuencia, tratará de hacerlos sentirse tristes y abatidos. Este ciclo puede continuar durante mucho tiempo hasta que el dolor se vuelve una parte esencial de ustedes, se identificarán plenamente con su cuerpo del dolor. Como para entonces el dolor será una parte tan importante de su vida, tendrán miedo a desprenderse de él, porque hacerlo pondría en riesgo su misma identidad. Por ejemplo, cuando algo los molesta o los frustra y sienten que se irritan, su cuerpo del dolor ha asumido el control, la ira nubla su capacidad de pensar y actuar de manera racional y los lleva a sufrir más dolor. Aunque parezca que todo el dolor proviene del mundo exterior, en su mayor parte es creado por uno mismo, proviene del propio interior. Lo bueno es que, al ser creación propia, pueden hacer algo para remediarlo, como verán en los próximos resúmenes.
El «ego» es una parte de la mente que les impide ser felices.
¿Se han preguntado por qué algunas personas parecen sabotearse a sí mismas? ¿Por qué tanta gente es infeliz, aunque nadie quiere serlo? El responsable es el ego, una parte de su mente que controla sus pensamientos y su conducta sin que se den cuenta.
Como no es fácilmente observable, la mayoría de la gente no sabe hasta qué grado el ego controla su vida. Por ejemplo, si reflexionan después de haber peleado con alguien, quizás noten y lamenten que reaccionaron de manera exagerada. Sin embargo, al calor del conflicto, simplemente no tenían conocimiento de nada que afectara o controlara su pensamiento y su conducta. ¿Por qué hace esto el ego? Porque depende de su sufrimiento para seguir existiendo, así que frustra la felicidad todo el tiempo, actuando en contra de sus propios intereses. La existencia de una parte destructiva de su mente que produce sufrimiento explicaría por qué tantas personas sufren, a pesar de que nadie quiere, adrede, vivir una vida infeliz.
Por ejemplo, algunas personas sabotean su felicidad de forma deliberada, decidiendo permanecer en relaciones muy destructivas y dolorosas. El ego los lleva a situaciones de conflicto con los demás y los hace infelices con su situación actual para poder adquirir el control sobre su conducta y su pensamiento. Por ejemplo, siempre que dos o más egos se encuentran, sobreviene un drama, como se puede ver en oficinas pequeñas y hogares. Aunque es posible que las personas quieran convivir pacíficamente, sus egos hacen que se molesten por trivialidades y las hacen tener reacciones excesivas. Si de pronto se encuentran ensarzados en una calorada discusión por un problema menor, como a quien le toca limpiar la cocina o si un programa de televisión es bueno o no, probablemente sea obra del ego. El ego es una parte destructiva de la mente humana, quiere ser la parte más importante de ustedes y no conoce límites, por lo que, si le permiten que adquiera el control, les traerá mucho sufrimiento.
Si quieren una vida más plena y casi sin dolor, sepárense de su mente y centren la atención en su cuerpo.
El poder del ego es solo una de las muchas razones por las que conviene separarse de la mente y poner más atención al cuerpo. De hecho, muchos grandes maestros han hablado sobre la importancia de centrarse en el cuerpo y no en la mente. ¿Por qué? La mente es responsable del dolor. Produce dolor evocando constantemente recuerdos del pasado o ideando planes para el futuro, ocupando su vida entera con recuerdos pesarosos y panoramas futuros angustiantes. Al hacerlo, les impide vivir en el presente. La consecuencia es que, como no pueden alterar el pasado ni el futuro, se preocupan constantemente por cosas que están fuera de su control, y eso produce sufrimiento. Está claro que debemos encontrar la manera de disminuir el poder de la mente y restarle parte de su control. ¿Cómo lo hacemos?
Cambiando nuestro centro de atención de la mente al cuerpo. Su cuerpo sabe lo que es mejor para ustedes. Escuchándolo, pueden percibir muy claramente lo que es importante en su vida. Jesús a menudo hablaba de la importancia del cuerpo y habló de él en muchos proverbios y parábolas. Por ejemplo, su cuerpo es un templo. Las historias de su resurrección y ascensión al cielo siempre insisten en que su cuerpo desapareció del sepulcro y en que ascendió al cielo con todo el cuerpo, no sólo con la mente o el alma.
Nadie ha encontrado jamás la iluminación concentrándose en la mente y desatendiéndose del cuerpo. Un ejemplo elocuente de esto se puede ver en los seis años de abstinencia, incluido el ayuno que Buda realizó para separarse de su cuerpo. La consecuencia, se sintió realmente separado de su cuerpo, pero no más en paz ni iluminado. No encontró la iluminación, sino hasta renunciar a esas prácticas y sentirse de nuevo uno con su cuerpo.
Observar la mente sin juzgar es la mejor manera de separarse de ella y liberarse así del dolor.
Una vez que se den cuenta de que la mente les causa dolor, impidiéndoles vivir verdaderamente en el presente, tienen que desprenderse de ella. ¿Cómo lo hacemos? Para separarse de su mente, deben estar plenamente conscientes de ella y del poder que tiene sobre ustedes.
De lo contrario, nunca entenderán las incontables y sutiles maneras en que influyen su pensamiento, en su conducta y, por ende, en su felicidad. Por ejemplo, si quieren observar su mente, pregúntense, ¿cuál va a ser mi propio pensamiento? Si se concentran plenamente en esa pregunta, verán que transcurre un tiempo antes de que llegue el siguiente pensamiento claro. Mediante la observación, han logrado crear un intervalo en el flujo del pensamiento. Si lo hacen con la suficiente frecuencia, empezarán a notar cuánto tiempo suelen estar ocupados por el flujo continuo de la mente y habrán encontrado la principal herramienta para interrumpir su mente y así separarse de ella. El segundo método del que disponen es observar su mente sin juzgar.
Juzgar es en sí mismo un acto de la mente, por lo que, si juzgan algo, habrán vuelto a usar la mente. Por ejemplo, si en medio del trabajo les dan ganas de correr, sigan ese impulso de su cuerpo. Su cuerpo sabe lo que es bueno para él, así que salgan a correr. Escuchen entonces la vocecita gruñona que, dentro de su cabeza, dice, en este momento deberías estar trabajando y no corriendo ni perdiendo el tiempo.
Pero no juzguen esa voz como buena o mala y no hagan el menor caso del consejo. Limítense a sonreírle y acepten que existe. Al hacerlo, aprenderán a notar su mente sin tener que seguirla dondequiera que intente llevarlos.
Procuren vivir en un estado de atención permanente.
Mientras se vuelven cada vez mejores para separarse de su mente, pueden probar a adoptar otra técnica, la espera activa. Es un tipo especial de estado de espera, como cuando están conscientes de que algo importante o serio podría suceder en cualquier momento. En tal estado, toda su atención está centrada en el ahora.
Cuando adoptan un estado de espera activa, no queda tiempo para soñar despiertos, planear ni recordar cosas que suelen distraernos del presente. Por ejemplo, mientras hacen un examen, no deben perder el tiempo preocupándose por los resultados, sino al contrario, deben permanecer plenamente presentes y poner mucha atención al trabajo que tienen ante sí. Entrar en el estado de espera activa poco antes y durante el examen puede ayudarles a lograr eso. Mientras se encuentran en este estado, también ponen atención a su cuerpo porque tiene que estar preparado para que ocurra cualquier cosa. Como ya vimos, centrarse en el cuerpo también es fundamental para vivir en el presente. Por ejemplo, los maestros del SEN solían acercarse a hurtadillas a sus discípulos, que practicaban la espera activa con los ojos cerrados y trataban de golpear a uno.
La espera obligaba a los discípulos a concentrarse plenamente en su cuerpo, por lo que podían sentir a los maestros que se acercaban y esquivar el ataque. Muchos maestros espirituales recomendaban a sus discípulos ese estado de espera porque creían que los llevaría una buena vida. Por ejemplo, cuando sus discípulos le preguntaron a Jesús qué debían hacer para vivir una vida buena y pacífica, Él les aconsejaba, sean como el siervo que espera el regreso del amo. Como el siervo no sabe a qué hora volverá el amo, se encuentra en un estado de atención permanente, no hace grandes planes para el futuro y está siempre consciente de su entorno para asegurarse de no pasar por alto la llegada del amo.
Vivir en el presente puede ser difícil para su pareja, pero también puede mejorar su relación.
Después de seguir los pasos anteriores, están en posibilidad de vivir en el presente y ya no dependen por completo de su mente. Pero, ¿cómo cambiará eso sus actividades diarias? Por ejemplo, sus relaciones.
Es muy difícil para una persona, normal, compartir su vida con alguien que vive plenamente en el presente. El ego de la persona no presente se alimenta de problemas y percibe como amenaza a la persona que está presente, tranquila y en paz. El ego de la persona no presente reacciona creando más problemas, por ejemplo, insultando al otro, discutiendo por un asunto trivial para perturbar la paz o hablando constantemente de incidentes pasados para sacar a la otra persona del presente. ¿Por qué hacen eso? La mejor manera de responder esa pregunta es con una analogía. Así como la oscuridad no sobrevive cerca de la luz, es difícil que una persona que sigue controlada por el ego esté mucho tiempo cerca de una persona que vive en el presente.
Los opuestos fuertes no pueden existir en cercanía estrecha. Si ponen una vela en la oscuridad, la oscuridad desaparece. Si ponen agua en el fuego, la llama se extingue. Pero si lo hacen correctamente, vivir en el presente también puede mejorar mucho su relación. Podrán dejar de juzgar, criticar o tratar de cambiar a su pareja y, en vez de eso, verla como una persona independiente. Más aún, la percepción que adquieren viviendo en el presente puede usarse para romper ciclos que de otra manera serían interminables, como las discusiones que nunca llegan a una conclusión.
La paz interior que les trae al estar presentes les permite escuchar a su pareja sin juzgar. Si viven en el presente, vivir con ustedes puede ser muy difícil para su pareja. Puede volverse incluso una nueva prueba para su relación. Sin embargo, a la larga puede traer cambios positivos, tanto en su pareja como en su relación.
No todo el dolor es evitable: rendirse al presente no significa cerrar los ojos a la tristeza ni a los sentimientos que lastiman.
Aunque vivan plenamente en el presente, algunos sentimientos de tristeza y dolor son inevitables. Pero, ¿qué deben hacer con ellos? ¿Reprimirlos y fingir que todo está bien?
Eso no es buena idea. Si bien es cierto que la mayor parte del dolor lo crea uno mismo, no lo creamos todo. Un buen ejemplo de dolor inevitable es el que les inflige en quienes todavía están controlados por su mente destructiva. Otro ejemplo es la muerte de un ser querido. Como no pueden llevar a la iluminación a cuantos los rodean y, sin duda, no pueden impedir la muerte, es evidente que este dolor es inevitable. Entonces, ¿qué se puede hacer?
Cuando experimentan algo traumático que les produce dolor verdadero, pueden aceptarlo como lo que es. Por ejemplo, si pierden a un ser querido porque ha muerto, desde luego entrarán en duelo y se sentirán tristes. Pero si pueden aceptar el hecho como algo que simplemente es y no se puede cambiar, entonces evitarán el sufrimiento innecesario. La tristeza es un sentimiento natural, algo de lo que no tienen que sentirse culpables ni avergonzados. Las cosas son como son. Aceptarlo significa que no pierden el tiempo deseando todo el tiempo que las cosas fueran diferentes.
Estando presentes, podrán evitar la mayor parte del dolor en su vida, pero no todo. Más aún, vivir en el presente no implica desechar ni reprimir el dolor. En cambio, les da la fuerza interior necesaria para aceptar hechos tan difíciles y dolorosos de la vida.
Rendirse al presente no significa vivir una vida pasiva.
Es agradable tener paz interior, pero cuando su vida exterior pasa por un mal momento, la paz interior no vale gran cosa. ¿Aceptar el presente lleva automáticamente a adoptar una manera pasiva de vivir en la que no están atentos ni dispuestos a cambiar nada de lo que les inquieta? No necesariamente.
Vivir en el presente es un proceso interno de sentimiento e introspección y no conlleva que adopten una conducta exterior pasiva. Por ejemplo, si se quedan atascados en un lodazal, no se limitan a decirse que siempre quisieron estar así. Por el contrario, pueden intentar, sin alarmarse, liberarse del lodazal. Vivir en el presente puede incluso darles nuevos recursos y nuevas maneras de resolver los problemas. Sin duda, es cierto que vivir en el ahora puede traerles formas nuevas de fuerza y determinación porque no desperdician sus recursos internos creando problemas. De hecho, viviendo en el presente, no ven en realidad ningún problema, solo situaciones particulares, manejables, que pueden resolver una por una.
Esto los vuelve mucho más eficaces. Vivir en el presente y aceptarlo no implica que se comprometan con una vida pasiva o que prefieran no intentar siquiera mejorarla. Más bien, centrando la atención en el presente y manteniendo el pasado y el futuro en su lugar, son más capaces de ver con claridad cualquier cosa que esté verdaderamente mal en un momento dado, y también tienen la fuerza necesaria para mejorarla.
Resumen final
No centren la atención en el pasado ni el futuro, vivan en el presente y procuren separarse de la mente, que piensa en exceso. Seguir este método reducirá su sufrimiento y mejorará su vida. Preguntas que este libro en resúmenes respondió.
¿Cómo puedo mejorar mi vida? Centrar la atención en el presente y desentenderse del pasado y el futuro puede mejorar enormemente su vida. Una parte de ustedes necesita el dolor para sobrevivir y crea la mayor parte del sufrimiento que experimentan. ¿Cuál es la relación entre la mente y el sufrimiento? El ego es una parte de la mente que les impide ser felices. Si quieren una vida más plena y casi sin dolor, sepárense de su mente y centren la atención en su cuerpo.
Observar la mente sin juzgar es la mejor manera de separarse de ella y liberarse así del dolor. Procuren vivir en un estado de atención permanente. ¿Qué efecto tendrá esto en mi vida? Vivir en el presente puede ser difícil para su pareja, pero también puede mejorar su relación.
No todo el dolor es evitable. Rendirse al presente no significa cerrar los ojos a la tristeza ni a los sentimientos que lastiman. Rendirse al presente no significa vivir una vida pasiva.