Blockchain (2019) echa una mirada a lo que muchos llaman la innovación tecnológica más revolucionaria desde Internet, el blockchain o la cadena de bloques. Este resumen analiza cómo funciona este libro mayor digital imposible de jaquear, cómo subvierte intrínsecamente las jerarquías tradicionales y por qué los expertos creen que podría afectar radicalmente a las empresas, los gobiernos, la banca, la cultura y la comunicación.
¿Qué beneficio ofrece? Aprovechar el inmenso potencial de la tecnología de blockchain.
Hoy en día, todo el mundo, desde gurús financieros hasta artistas conceptuales, habla del Blockchain. Concebido inicialmente como una plataforma para el Bitcoin, el Blockchain pasó inadvertido durante años hasta que los tecnólogos se dieron cuenta de que su potencial supera con creces el ámbito de las criptomonedas. El bombo publicitario en torno a esta nueva tecnología ha hecho que algunos filósofos se refieran a ella como la próxima ilustración. Pero, ¿qué es exactamente el Blockchain?
En pocas palabras, es un programa de contabilidad digital que no puede ser hackeado ni alterado. Su tecnología distribuida ofrece un nivel de transparencia y rendición de cuentas sin precedente que supone una amenaza para los intermediarios tradicionales como bancos, empresas e incluso gobiernos. Si les parece confuso, no se preocupen. En estos resúmenes aprenderán cómo funciona la tecnología, cómo se aplica a los negocios, las finanzas, el cambio climático y las artes y lo que puede significar para el futuro de la sociedad.
El blockchain es un nuevo y revolucionario tipo de libro mayor o libro de contabilidad.
Si ustedes buscan la definición de Blockchain, se enterarán de que es un libro mayor digital en el que se registran cuentas o transacciones monetarias. Si esto les parece aburrido, mírenlo de este modo. Los libros de contabilidad son los cimientos de la civilización.
Sin ellos, no habríamos podido construir ciudades ni mercados eficientes. Son los medios por los que hacemos todo, desde llevar la cuenta de nuestras finanzas y demostrar la propiedad de una casa hasta verificar nuestro estatus como ciudadanos. Durante siglos, la economía mundial se ha basado en un sistema de contabilidad que emplea una contabilidad de partida doble. Los libros contables tienen dos columnas para anotar las transacciones, DEBE y HABER. Siempre que el DEBE y el HABER de una transacción coincidan en el libro del comprador y en el del vendedor, la transacción está exenta de errores. Para crear confianza en el sistema y garantizar que una transacción es verdadera y exacta, la contabilidad de partida doble requiere intermediarios.
Los corredores, bancos u otros intermediarios cobran una tarifa por certificar la legitimidad de las transacciones. Sin embargo, la historia nos ha demostrado que este sistema no siempre es confiable. La crisis financiera de 2008 demostró que muchas grandes empresas como Enron y Lehman Brothers llevaban registros contables paralelos que usaban para ocultar la verdadera naturaleza de sus operaciones financieras. Durante años, estas empresas lograron manipular el sistema para lavar inmensas sumas de dinero. Desde la aparición de Internet, muchos esperaban que se pusiera fin a estos delitos. Pero hasta ahora, la susceptibilidad de Internet al ataque de piratas informáticos ha planteado problemas de seguridad cuando se trata de grandes transacciones financieras.
No obstante, la cadena de bloques podría cambiarlo todo. La cadena de bloques se creó originalmente como una plataforma para la criptomoneda Bitcoin. Al rastrear toda compra y venta, el blockchain garantiza que una misma moneda digital nunca se pueda gastar dos veces. Todas las transacciones están en línea para que cualquier persona las vea. Lo único que se necesita para integrarse es una conexión a Internet. Además del debe y el haber, la cadena de bloques tiene una tercera columna en su libro mayor digital, la verificación.
Esto elimina la necesidad de intermediarios. En su lugar, la confianza está integrada en el mismo sistema. La tecnología de blockchain ya se está desarrollando de maneras que podrían revolucionarlo todo, desde cómo pueden los artistas certificar la procedencia de su obra hasta la forma de evaluar monedas como el dólar estadounidense. El sistema podría incluso eliminar la posibilidad de manipulación o pérdida de papeletas electorales a la hora de votar.
Pero, ¿cómo podemos estar seguros de que esta tecnología es tan digna de confianza? Es así porque, a diferencia de otros libros de contabilidad, la cadena de bloques es imposible de hackear o alterar. En el siguiente resumen, veremos más de cerca cómo funciona.
La tecnología de blockchain es imposible de jaquear o alterar.
Imagínense que miran el firmamento en una noche despejada. Los rayos de luz conectan una estrella con otra, de manera que se forma una red celeste. Ese es el aspecto de una cadena de bloques.
Una red de teléfonos, computadoras y otros dispositivos que forman una supercomputadora, y esta rige la cadena de bloques. El sistema de blockchain se asegura mediante la construcción de bloques conectados que representan la información. Supongamos que quieren registrar el número de árboles de caucho en la selva del Amazonas. El dato se introduciría en una colección digital llamada bloque. Una vez que un bloque se llena hasta el límite de su capacidad, está listo para agregarse a la cadena de bloques conectados o blockchain. Sin embargo, antes de que se pueda agregar, el nuevo bloque debe ser aprobado por todos los nodos, es decir, los dispositivos conectados a la cadena, en un proceso llamado protocolo.
Por eso el blockchain se considera una tecnología distribuida. Todos los miembros de la cadena tienen el mismo poder para la toma de decisiones. Hay varios métodos de protocolo, pero el más común se llama prueba de trabajo. Con este método, todo nuevo bloque llega con un problema matemático complejo que debe resolverse antes de que el bloque se pueda agregar a la cadena. De estos se encargan nodos especiales llamados mineros, que compiten por resolver el problema para ganar bitcoins. Gracias a la prueba de trabajo, agregar bloques a la cadena exige considerables recursos informáticos, lo que ayuda a impedir que los hackers manipulen la cadena de bloques.
Parte de la solución del problema consiste en generar un hash criptográfico, un código compuesto por una larga serie de números y letras. Además de su propio código, cada bloque contiene una certificación de la hora, así como el hash del bloque anterior, lo que lo alinea con el resto de la cadena. Quizás se pregunten, ¿por qué es posible extraer bitcoins, pero no hackear la cadena de bloques ni alterar la información de un bloque? Por ejemplo, para decir que el bitcóin de otra persona en realidad es nuestro.
La razón es que alterar la información de un solo bloque desincronizaría todos los códigos de la cadena y delataría automáticamente una violación. Los piratas informáticos tendrían que cambiar los códigos no solo de todos los bloques de la cadena, sino de todos los nodos, ya que la cadena de bloques se copia en el dispositivo de cada nodo. La potencia informática necesaria para lograr semejante tarea crece de manera exponencial con cada nodo que se agrega a la cadena. En otras palabras, cuantos más nodos tiene una cadena, más fuerte se vuelve.
En teoría y en la práctica, las aplicaciones distribuidas integradas a la cadena de bloques encierran un potencial extraordinario.
Quien no es programador de computadoras probablemente nunca se encuentre con un código de blockchain. Lo que ustedes verán y con lo que interactuarán es lo que el blockchain permite, aplicaciones distribuidas o DApps. El potencial de las DApps es infinito.
Un ejemplo son los contratos inteligentes. Un contrato inteligente es básicamente un contrato automatizado en un blockchain, con términos acordados por ambas partes. Una vez que se cumplen los términos del contrato, un algoritmo entrega el pago en criptomoneda y registra la transacción en la cadena de bloques. Así, los contratos inteligentes automatizan la burocracia y eliminan la necesidad de que una autoridad centralizada verifique la transacción. Muchas DApps ya usan contratos inteligentes. En Ethereum, una cadena de bloques que admite contratos inteligentes y usa la criptomoneda Ether, se pueden encontrar DApps que emplean contratos inteligentes para hacer operaciones como registrar el origen de una obra de arte o certificar la hora de una idea que tengamos para una película y crean un documento oficial de nuestra propiedad intelectual.
Otras posibilidades de los contratos inteligentes implican tan solo usar la imaginación. Actualmente, Uber usa una aplicación centralizada para comunicar a los conductores con los usuarios y garantizar el pago. Un equivalente de DApp de blockchain podría usar los contratos inteligentes para que los taxis se conectaran directamente con los clientes y eludir a cualquier intermediario centralizado. Avancemos un poco más. Supongamos que en el futuro cercano se compran un auto autónomo. Los contratos inteligentes les permitirían configurar el auto para que funcione como taxi las 24 horas del día.
Los 7 días de la semana. Si al auto le queda poca gasolina, por ejemplo, se activaría un contrato inteligente entre ustedes y él para que fuese por sí solo a llenarse el tanque. De igual manera, si al auto se le desinfla una llanta, entraría en acción otro contrato inteligente para que se condujera solo a reparar la llanta. Al final, el auto habrá ganado un precio de $1,000. El segundo auto también podría ganar lo suficiente para adquirir un tercero, todo por sí solo. El proceso continuaría hasta que hubiera en circulación toda una flota de taxis autónomos sin dueño.
Este modelo de negocio se llama organización autónoma distribuida. Por ahora, el proceso es un poco más complejo. Por lo tanto, no sabemos si este modelo se podría llevar a cabo con éxito. Pero la idea basta para mostrar cómo la cadena de bloques encierra un potencial de enorme alcance.
La tecnología distribuida representa un cambio radical con respecto a las jerarquías centralizadas.
La publicidad en torno a las cadenas de bloques quizá les parezca familiar a quienes recuerdan las ideas utópicas que rodearon el surgimiento de Internet en los años 90. Aunque Internet efectivamente aumentó la comunicación entre las personas, no pudo crear la sociedad igualitaria que muchos esperaban. Pues, empresas como Facebook no tardaron en monopolizar la red para su propio crecimiento.
Sin embargo, con el blockchain, las cosas podrían ser distintas. Y es que los sistemas distribuidos, por su propia naturaleza, transfieren la accesibilidad y el poder a las masas. Piensen en invertir. Durante la mayor parte de la historia, ha sido una actividad exclusiva de la élite. Las comisiones bancarias, el historial crediticio y el acceso limitado han erosionado la capacidad de las clases bajas para participar en esta lucrativa actividad. Pero cualquiera puede unirse a una cadena de bloques como Bitcoin o Ethereum, es decir, invertir en ellas.
Algunos incluso vaticinan que las criptomonedas desplazarán el sistema bancario central. Es una posibilidad que muchas personas han descartado. Pero como el dólar estadounidense ya no representa un activo tangible como el oro, las criptomonedas en realidad no son menos válidas que los dólares ni, de hecho, que ninguna otra moneda. A medida que más personas empiezan a valorar las criptomonedas, la visión de un futuro sin grandes bancos quizá no sea tan descabellada. Por lo pronto, las Naciones Unidas, el Foro Económico Mundial y la Fundación Rockefeller ya están desarrollando medios para que la tecnología de blockchain empodere a los agricultores desfavorecidos, las poblaciones sin derecho a votar y las personas vulnerables sin acceso al sistema bancario. Desde luego, la tecnología de blockchain en sí no tiene ninguna agenda moral, pero el sistema distribuido que representa nos incita a repensar las jerarquías y crear una forma de capitalismo más equitativa.
Así como los contratos inteligentes podrían eliminar la necesidad de Uber, las dApps de blockchain tienen la capacidad de posibilitar otras formas de comercio, como el de alquiler del alojamiento. En vez de pagar tarifas a Airbnb como intermediario central, el dueño de un inmueble podría acordar un contrato inteligente con un inquilino que administraría la empresa en lugar del propietario. Dependiendo del acuerdo, si los huéspedes se quedaran más tiempo del previsto, el contrato inteligente les impediría la entrada al inmueble o les cobraría automáticamente el tiempo adicional de estadía. Este sistema entre iguales supondría una auténtica economía compartida.
Las cadenas de bloques defienden un grado de transparencia sin precedente, y al mismo tiempo permiten la privacidad.
En un episodio de la serie de televisión Portlandia, los protagonistas, Peter y Nance, interrogan al mesero sobre la vida del pollo que están pensando pedir. Al hacer preguntas como si el pollo tenía amigos, el programa se burla de la creciente exigencia de transparencia sobre el origen de los productos que comemos. Es posible que en el futuro podamos verificar en el teléfono el trayecto de un pavo de la granja a la mesa.
Cargill, la empresa propietaria de la marca de pavos The Honeysuckle White, ya ha aprobado una dApp de blockchain que permite a los consumidores averiguar de dónde provienen sus pavos para la cena de acción de gracias. Esta no es la única manera en que la cadena de bloques allana el camino para un futuro de transparencia sin precedente. Fura, Everledger y The Beers son tres empresas que están ideando cadenas de bloques para evitar el tráfico de diamantes de sangre. Con la tecnología, una vez que se introduce en el blockchain la certificación de un diamante exento de conflictos, el sistema sigue al diamante por toda la cadena de suministro, pues su ubicación se actualiza en cada etapa. Esto supondría no sólo que los compradores podrían reconocer y rechazar los diamantes de sangre en el punto de compra, sino que permitiría a los mineros de diamantes rastrear el destino de sus gemas e incluso comunicarse con quienes están al final de la cadena de suministro. En este sistema, el minero de diamantes sería tan importante como el comprador final, y su opinión contaría al decidir la manera de administrar el sistema.
Además de posibilitar la transparencia, las cadenas de bloque permiten una privacidad incomparable. Intimate es una DApp que permite a los vendedores de pornografía y a los trabajadores sexuales ofrecer sus servicios usando criptomonedas y direcciones anónimas. La DApp permite a los usuarios mantener el anonimato al tiempo que da a conocer su reputación en toda la plataforma, lo que aumenta la seguridad de las condiciones para todos los participantes. Hasta ahora hemos hablado de los blockchains públicos, pero algunas cadenas de bloques son plataformas a las que se accede sólo por invitación.
Esta clase de privacidad máxima es esencial para ciertos negocios, como los prestadores de atención médica, que manejan información confidencial, pero la están adoptando también las empresas en general. El gigante informático IBM ya ha contratado cadenas de bloques privadas para grandes operaciones comerciales que emplean el marco Hyperledger Fabric y, sin duda, lo seguirán otras empresas. Aún así, la posibilidad de que las empresas opten por no ser transparentes no afectará la promesa utópica del blockchain. Las cadenas públicas seguirán bajo el control del público.
Se están preparando soluciones ecologistas para las cadenas de bloques.
Como hemos visto, el blockchain tiene la posibilidad de afectar ámbitos que van desde la agricultura hasta las oportunidades de inversión. Pero hay un problema. Hasta el momento, las redes de blockchain exigen una cantidad exorbitante de energía.
Esto sucede sobre todo con el protocolo de prueba de trabajo de Bitcoin. Cuando se lanzó por primera vez Bitcoin, se podían extraer monedas desde la computadora de escritorio. Hoy en día hay tanta competencia en el blockchain de Bitcoin que necesita de una red de computadoras que consume una gran cantidad de energía. El negocio es tan lucrativo que se han creado centros profesionales de extracción de Bitcoin en todo el mundo. Todo esto supone que algunos días la red de Bitcoin consume tanta energía como toda Dinamarca. Dicho esto, en la mayoría de las aplicaciones de blockchain, la prueba de trabajo no es la manera más eficiente de autenticar nuevos bloques para la cadena.
Ejemplo de ello es el blockchain de Ethereum. Ha experimentado con un protocolo de prueba de participación que prescinde por completo de la extracción. En su lugar, unos nodos llamados validadores apuestan una suma a que recibirán el próximo bloque de Bitcoin. Si efectivamente atrapan el siguiente bloque, obtienen una recompensa financiera. Se espera que estas alternativas reduzcan el consumo de energía de la cadena de bloques y agilicen las transacciones. Si miramos el problema desde otro ángulo, hay muchas maneras en que la tecnología de blockchain podría llegar a ser una herramienta en la búsqueda de soluciones al cambio climático.
Una aplicación ambiental del blockchain está en el mercado de carbono. Al convertir las emisiones de carbono en un bien comercial, los mercados de carbono ofrecen un incentivo financiero para compensar la contaminación del aire. El Energy Blockchain Lab, con sede en Pekín, creó, en colaboración con IBM, una nueva y más eficiente plataforma de comercio de carbono valiéndose del blockchain. Otro uso ecológico de las cadenas de bloques podría ser el empleo de un libro mayor confiable y transparente para rastrear las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto resultaría esencial para observar los avances logrados por los países comprometidos con las metas de reducción de emisiones de carbono del Acuerdo de París de 2016. El blockchain también puede ser un medio de comunicación.
El blockchain también podría usarse para rastrear especies en peligro, hacer más transparente el destino final de las donaciones y certificar la propiedad de la tierra para combatir la deforestación. Las posibilidades son infinitas. De nosotros depende adoptar la nueva tecnología y seguir pensando en maneras creativas en las que el blockchain podría hacer del mundo un lugar mejor.
Resumen final
El blockchain es mucho más que Bitcoin o cualquier otra criptomoneda. Los científicos informáticos impulsan esta tecnología de contabilidad digital distribuida e imposible de hackear para hacerlo todo, desde revolucionar los negocios hasta combatir el cambio climático.
Aunque los usos reales de la tecnología dependerán de los grupos e individuos que la usen, en sí misma promueve un grado de transparencia sin precedente, además de desafiar las desigualdades propias de los sistemas jerárquicos tradicionales.