Organiza tu mañana hoy (2015) es la guía decisiva para lograr una carrera exitosa y una vida gratificante. Estos resúmenes les ofrecen valiosa información y les brindan las herramientas necesarias para descifrar el poder de la mente, aumentar la confianza en ustedes mismos, así como la productividad.
¿Qué beneficio ofrece? Para cambiar su vida para mejor, deben cambiar un mal hábito por vez.
¿Qué tienen de especial las personas que se destacan? ¿Tienen un talento superior? ¿Nacieron con alguna ventaja? No. Las personas que triunfan provienen de diferentes ámbitos y condiciones de la vida. Y no todas empiezan con el pie derecho. Pero todas esas personas comparten una característica.
Tienen hábitos increíbles. Entonces, ¿qué son exactamente los hábitos que impulsan el éxito y cómo pueden adquirirlos? En estos resúmenes se explicará en detalle las ocho formas para reeducar la mente y cambiar para mejor. Incluso enfocarse en un nuevo hábito los ayudará a llegar más lejos si desean convertirse en personas más centradas y productivas.
Centrarse en más de un objetivo a la vez no es para nada productivo si quieren obtener resultados positivos.
¿Han sentido alguna vez la necesidad de hacer un cambio positivo en su vida? Quizá ya hayan redactado una lista de todo lo que les gustaría cambiar. Pero hacer una larga lista no es la forma más eficaz de lograr una mejora.
¿Por qué? Se sabe que nuestra mente consciente solo puede procesar entre cinco y nueve conceptos o datos a la vez. Este fenómeno se llama capacidad de canal y fue identificado por primera vez por el psicólogo George A. Miller en 1956. Independientemente de lo que estén leyendo o mirando, desde palabras hasta colores o números, la memoria de trabajo solo puede almacenar una cantidad limitada de datos en un momento determinado. Y la memoria de trabajo es todo lo que una persona tiene de un momento a otro, ya sea para exponer sus argumentos o para resolver un problema matemático. Así que, dada esta limitación, es lógico que abordar demasiadas tareas a la vez pueda resultar abrumador.
Pasa lo mismo al querer cambiar demasiadas cosas a la vez en su vida. Dado que cada tarea que intentan completar requiere su propia cantidad de datos, la memoria de trabajo puede sufrir una sobrecarga de información cuando se esfuerzan por hacer malabares con múltiples tareas. Cuando esto ocurre, es posible que los datos importantes se procesen de forma incorrecta y tal vez terminen cometiendo un error, o lo que es peor, la mente consciente se puede apagar. Es como cuando la pantalla de la computadora se congela porque abrimos demasiadas aplicaciones a la vez.
El autor fue testigo de este dilema en forma directa. Muchas personas le comentaron que, cuando intentaban cambiar dos o tres cosas de su vida al mismo tiempo, se bloqueaban. Pero, cuando se concentraban solo en una, los resultados podían ser increíbles. Así que la mejor manera de mejorar su vida y obtener resultados positivos es comprometerse a cambiar solo una cosa a la vez.
Priorizar las tareas y organizar el día de mañana es la clave para una mejor gestión del tiempo y la productividad.
Puede parecer que las personas son productivas cuando se apresuran frenéticamente para completar una tarea, y luego otra, y otra, o al hacer varias tareas a la vez hasta el punto de distraerse. Pero este comportamiento solo indica que la persona tiene pocas habilidades para la gestión del tiempo. El secreto para que el día de mañana sea productivo es organizarlo hoy.
Para organizarse eficazmente, prioricen las tareas haciendo una lista con las tres cosas más importantes que quieren lograr. Asegúrense también de incluir el tiempo necesario para realizar estas tareas. Luego, elijan una sola tarea de esas tres que sea absolutamente necesario realizar ese mismo día. Así se asegurarán de centrarse en lo que es más importante para ustedes. Y será menos probable que olviden o dejen de lado una tarea que podría ser más complicada en favor de un objetivo más fácil. Además, al centrarse solo en tres tareas, en lugar de sentirse abrumados por muchas cosas, tendrán más confianza para cumplir todos los objetivos que se hayan propuesto.
También hay tres aspectos importantes que deben tener en cuenta al hacer la lista. Primero, no cometan el error de enumerar un proyecto grande y complejo en primer lugar. En su lugar, piensen en tareas más pequeñas y manejables, que sean parte del proyecto mayor, y que puedan agregar a la lista. Segundo, prioricen y programen con inteligencia. Identifiquen con cuidado las tareas más importantes para mañana y asegúrense de programar el tiempo suficiente para completarlas. Para muchos, el período entre el almuerzo y las tres de la tarde es un buen momento para trabajar sin interrupciones.
Tercero, tomen notas. Poner su plan en papel no tiene que ver solo con recordar qué hacer. La escritura activa una parte específica del cerebro denominada Sistema de activación reticular, SAR. Esta zona actúa como un filtro y ubica la información importante, como lo que anotan, en el primer plano de la mente. Así, con un plan de acción escrito y priorizado, estarán listos para conquistar el día que los espera.
Maximicen el tiempo que tienen buscando formas de estructurar los objetivos y aumentar la productividad de las reuniones.
¿Alguna vez observaron su lista de tareas y desearon que el día tuviera más de 24 horas? A continuación, se proporcionan cuatro consejos para aprovechar al máximo el tiempo disponible.
Consejo número 1. No pierdan tiempo esperando. Tal vez piensen que el tiempo entre una cita y otra no es valioso. Pero estos breves períodos pueden sumar muchas horas. Así que, en lugar de perder el tiempo o estar en Facebook, dediquen ese tiempo extra a hacer algo productivo. Lo más probable es que haya un correo electrónico que puedan responder o algunos documentos que tengan que revisar.
Consejo número 2. Apliquen la técnica de preguntarse y recordar para evitar la procrastinación. Es una técnica útil cuando se enfrentan a una tarea que les parece demasiado abrumadora para empezarla. Entonces, primero deberían preguntarse, ¿cuál es el primer paso que tengo que dar? A continuación, concéntrense en completar ese primer paso para recortarlo y luego repitan la pregunta. Al ir seccionando la tarea en pequeños pasos, avanzarán sin sentirse intimidados por la magnitud de todo el proyecto.
Consejo número 3. Pongan el cronómetro. Creen un desafío poniéndose un plazo corto para una tarea pequeña. Cuando cumplan el plazo, verán lo eficientes que pueden ser y aprenderán que realmente pueden hacer más con menos tiempo.
Y por último, el consejo número 4. Estructuren previamente sus reuniones para alcanzar objetivos concretos. Las reuniones sin estructura y sin rumbo son una pérdida de tiempo.
Las personas terminan saltando de un tema a otro o dedicando la reunión a detalles menores. Hagan que su reunión sea productiva, dándole un enfoque. Abran la reunión con un objetivo claro que describa lo que quieren conseguir. Quienes asistan a la reunión sabrán entonces cuál es su objetivo y podrán dedicar el resto del tiempo a lograrlo de forma productiva. Concluyan la reunión dedicando un breve espacio de tiempo a preguntas o propuestas. Con estos consejos, irán por buen camino para hacer que su jornada laboral sea más productiva, utilizando cada minuto de la forma más eficaz posible.
Creen un ritual con sus nuevos objetivos de estilo de vida para evitar la procrastinación y manténgase leales a los nuevos comportamientos positivos.
Muchas personas formulan sus propósitos de año nuevo como, por ejemplo, dejar un mal hábito o ponerse en forma. Lamentablemente, no es raro volver a los viejos hábitos o al mal comportamiento después de unas pocas semanas. Entonces, ¿cómo pueden seguir un plan y desarrollar hábitos nuevos y mejores?
Empiecen por crear un ritual del hábito positivo que deseen adoptar. Crear un ritual significa hacer algo exactamente a la misma hora todos los días. Si quieren ir al gimnasio más a menudo, conviertan ese nuevo hábito en un ritual estableciendo una hora específica para ir, como las 8.30 de la mañana todos los días, y comprometanse a hacerlo. Al convertir su nuevo objetivo en un ritual, estarán menos expuestos a la tentación de procrastinar o posponerlo. Pero, si empiezan a dudar o a sentir que se descuidan, recuerden que el cambio de hábitos se hace más fácil con el tiempo. Cuando empiecen a cambiar sus hábitos, puede haber momentos en que los comportamientos previos, como quedarse tirados en el sofá viendo televisión, les parezcan una mejor opción.
Si esto sucede, resistan la tentación recordándose que se trata de una fase normal y temporal en el camino hacia un estilo de vida nuevo y mejor. Es posible que durante estas primeras etapas sea una lucha, pero será más fácil a medida que pase el tiempo y se mantengan firmes. Para resistir la lucha, háganse estas dos preguntas. ¿Cómo me sentiré cuando gane esta batalla y siga comprometido con mi nuevo hábito? ¿Cómo me sentiré si bajo los brazos? Estas preguntas los ayudarán a evocar sentimientos en su interior, que pueden motivarlos a seguir adelante con sus objetivos.
Por último, imaginen cómo su nuevo estilo de vida cambiará su bienestar a largo plazo. Se puede lograr a través de la visualización. Imaginen a su nuevo yo como una persona sana, productiva y segura de sí misma. Esta técnica les permite mantener su objetivo en mente y los motivará a seguir firmes en el camino. Aplicando estas técnicas de pensamiento básicas, cualquier persona puede sostener su compromiso con nuevos hábitos o realizar cambios de estilo de vida, hasta que el cambio se convierta finalmente en algo natural.
La autoevaluación es eficaz siempre que se centren en el proceso del trabajo, no solo en los resultados.
¿Alguna vez dudaron a la hora de empezar una tarea por miedo a cometer un error o no estar a la altura de sus expectativas? Si es así, es posible que sean perfeccionistas. Y esto puede obstaculizar su propia evaluación.
Cuando un perfeccionista encara su autoevaluación, es probable que se centre más en los defectos que en analizar si algo en general salió bien. Si basamos una autoevaluación en los estándares más altos, simplemente nos estamos preparando para la decepción. Tal vez no alcancen esos estándares y se sientan decepcionados con su desempeño o cumplan sus propias expectativas, pero no vean ninguna buena razón para apreciar el buen trabajo. Esto puede dar lugar a comentarios negativos que, a su vez, provocan estrés y poca confianza en uno mismo. El mejor método es apreciar cuando hacen las cosas bien. Sigan el consejo del legendario entrenador de baloncesto John Gooden, que afirmaba que las personas más exitosas siempre se brindan reconocimiento cuando se lo merecen. También es importante centrarse más en el proceso que en los resultados. Si solo prestan atención a los resultados, no aprenderán qué tienen que hacer para obtener los resultados que desean.
Cuando se centren en el proceso, aprenderán qué funciona mejor para alcanzar sus objetivos y qué deben mejorar. Creen un registro de éxitos o un diario que los ayude a evaluar su proceso de manera útil. Para empezar su diario, escriban los objetivos realistas que esperan alcanzar cada día y dediquen tiempo a evaluar sus objetivos posteriormente. Deben responder tres preguntas. ¿Qué hice bien hoy? ¿Qué aspecto me gustaría mejorar para mañana?
¿Hay algo que pueda hacer diferente? Cuando respondan estas preguntas, se centrarán en establecer objetivos en relación con el comportamiento y no con los resultados externos. Por eso, presten atención a esos comportamientos que favorecen el éxito porque les indicarán el camino para seguir progresando.
La forma en que pensamos y nos hablamos a nosotros mismos puede llevarnos a la cima o dejarnos caer en el abismo.
Alguna vez se han convencido de no hacer algo. Tal vez estaban por solicitar un nuevo trabajo o pedir un ascenso, pero luego pensaron, «¿Para qué molestarme? No sucederá. Lo único que conseguiré será afrustrarme». Este es un mal hábito que pueden cambiar.
El modo en que nos hablamos influye en la confianza en uno mismo. Con el paso del tiempo, tendemos a creer lo que nos decimos. Pueden convencerse de que fracasarán si piensan negativamente o pueden aumentar su confianza y sus posibilidades de éxito dándose ánimo. Incluso si tienen dudas ante un desafío, verán que, si persisten en nutrirse con pensamientos positivos, acabarán sintiendo la confianza necesaria para superarlo. Al fin y al cabo, nunca encararán un desafío si no creen que lo conseguirán. Piénsenlo como si fueran un entrenador.
Cuando un equipo se enfrenta a un partido complicado, el trabajo del entrenador es congregar al equipo con mensajes positivos y mantener a todos los miembros motivados. Sin esperanza, nadie se molestaría para intentarlo. Otra técnica importante es evitar pensar demasiado en un problema. Cuando piensan demasiado, la mente convierte el problema en un obstáculo sin solución, lo que puede terminar paralizándolos. El cerebro libera hormonas del estrés, lo que provoca tensión y la pérdida de inteligencia creativa. Por lo general, la persona que piensa demasiado termina abandonando todo para escapar del estrés.
Una forma mucho mejor de alcanzar un objetivo es relajarse. Y en lugar de enfocarse en el problema, concentrarse en una solución. Hagan un balance de todo lo que tienen a su disposición, por ejemplo, las herramientas que pueden ayudarlos a resolver el problema. En lugar de agobiarse, vayan paso a paso, piensen en positivo y elaboren una solución gradual.
Redacten discursos bien pensados, practiquen a menudo y hablen con calma para transmitir un mensaje.
Lo más probable es que no les guste dar discursos delante de muchas personas, pero cualquier profesional puede aprender a dar un discurso decente. Estas son algunas claves para aprender a hacerlo. Hay dos puntos importantes para hacer una buena presentación, la preparación y la práctica.
Al preparar un discurso, asegúrense de que el público entienda sus ideas principales. En resúmenes anteriores aprendimos que la mente solo puede manejar una determinada cantidad de información. Partiendo de esta base, tengan en cuenta que, para retener la atención del público, necesitan un discurso bien estructurado. También tendrán que eliminar cualquier elemento de su discurso que pueda distraer al oyente u oscurecer su mensaje. Para eso, escriban toda su presentación y analicen los primeros y los últimos cinco minutos. Eliminen cualquier detalle que les parezca superfluo.
Una vez que su presentación esté bien organizada, pueden ensayar cómo presentarla al público. Si están demasiado nerviosos, pueden verse torpes si se ponen a juguetear con la ropa o el pelo. Antes de subir al escenario, asegúrense de estar bien preparados y refuercen la confianza en ustedes mismos ensayando el discurso hasta que puedan recitarlo sin esfuerzo. Dediquen unos minutos a lo largo del día, incluso durante las comidas, a recitar mentalmente los detalles de su discurso. No se olviden de hablar despacio y hacer una pausa después de un punto importante. Por lo general, se considera que las personas que hablan a un ritmo tranquilo y medido son más seguras que las personas que hablan rápido.
Además, al hacer pausas, le darán tiempo al público para procesar mejor los puntos que exponen. En cambio, si están preparando una charla individual, hay dos consejos importantes que deben tener en cuenta. En primer lugar, mantengan un tono de voz tranquilo y amable. Esto hará que la otra persona se sienta cómoda y será más receptiva a su mensaje. En segundo lugar, asegúrense de permitirle a la otra persona expresar sus pensamientos y escuchen atentamente lo que tiene para decir. Si hablan despacio y hacen pausas con frecuencia, su interlocutor podrá responder.
Ser una persona normal puede impedirles alcanzar la grandeza. ¡Traten de ser anormales!
¿Por qué las personas están tan obsesionadas con ser normales? Pueden pensar en algún gran artista, escritor o científico que fuera considerado «normal».
Las personas normales tienen ciertos rasgos o virus que les pueden impedir alcanzar sus objetivos. Pero las anormales son inmunes a estos virus e impiden que interfieran en su éxito personal. El principal virus que afecta a las personas normales es la procrastinación. Las personas normales tienen miedo de ir tras un objetivo ambicioso porque les preocupa el fracaso, y para esas personas normales es fácil encontrar excusas para no empezar, como la ropa para lavar, la cocina sucia, etc. Pero las personas anormales no buscan excusas. Las personas anormales buscan formas de superar cualquier obstáculo.
Si el perro se comió un cuaderno, la persona anormal abrochará unas cuantas hojas de papel y armará uno nuevo. Las personas anormales toman las riendas de su destino porque están convencidas de que solo ellas pueden alcanzar sus metas. Un virus secundario, relacionado con la procrastinación, es centrarse en lo que uno no puede controlar. Es posible que las personas normales no vean lo que sí pueden manejar y, en cambio, se obsesionen con lo que escapa a su control. Hace demasiado frío o está lloviendo, el perro del vecino está ladrando, la cafetería subió los precios, etc. Al centrarse en este tipo de preocupaciones, las personas normales se alejan de aquellos aspectos de su vida que realmente pueden mejorar.
Para los anormales, esas preocupaciones son una pérdida de tiempo y energía. En cambio, prestan atención a lo que sí pueden controlar y a aquellos aspectos de su vida que pueden mejorar. Así que hagan lo que hacen las personas anormales, creen un plan de acción, paso a paso, sobre lo que les gustaría mejorar en su vida, y trabajen para hacerlo realidad. Incluso pueden añadir una lista de lo que pueden y no pueden controlar a fin de asegurarse de no distraerse en el camino.
Resumen final
El mensaje clave de este libro: Si quieren alcanzar un éxito increíble, tienen que saber controlar la mente y hablarse de forma positiva. Recuerden siempre centrarse en la solución y no en el problema. E incluso, cuando estén en la cima de su carrera, no se olviden del proceso que los ha llevado hasta allí.
Consejos prácticos: Elaboren un ritual de evaluación. La próxima vez que tengan un mal día en la oficina y sientan que su autoestima flaquea, no se centren en lo que hicieron mal. Es mucho mejor tomar nota de todo lo que hicieron bien. Esta evaluación positiva aumentará inmediatamente su confianza, los motivará y mejorará su rendimiento mañana. Entrenen la mente para reducir la ansiedad ante una tarea. En primer lugar, relajen la mente controlando la respiración. Inhalen durante cinco segundos, mantengan la respiración durante dos segundos y exhalen durante seis segundos.
Luego, repitan su mantra personal o un conjunto fijo de afirmaciones motivadoras. Por ejemplo, «Soy fuerte e inteligente», «Tengo confianza y todo saldrá bien». Dediquen sesenta segundos a visualizar la situación que les genera miedo. Imaginen lo que verán, cómo se sentirán y lo que dirán.