«El arte de la felicidad» de Dalai Lama

El arte de la felicidad (1998) se basa en las entrevistas a Su Santidad el dalái lama realizadas por el psiquiatra Howard C. Cutler. La combinación de la tradición espiritual del budismo tibetano con los conocimientos del Dr. Cutler sobre los métodos terapéuticos y los estudios científicos occidentales convierte a este libro en una guía muy accesible para alcanzar la felicidad en la vida cotidiana. El libro se mantuvo durante 97 semanas en la lista de éxitos de ventas del New York Times.

Las circunstancias externas no pueden generar felicidad duradera. El estado mental adecuado, sí.

¿Cómo podemos alcanzar felicidad duradera? La mayoría de las personas estarían de acuerdo de inmediato con que el propósito en la vida es la búsqueda de la felicidad. Sin embargo, por alguna razón, a menudo, vemos la felicidad en sí como algo misterioso y difícil de definir, y tenemos muy poca comprensión de qué nos hace felices.

De acuerdo con el Dalai Lama, si entrenamos la mente es posible aprender a ser más felices. Los eventos externos pueden afectar la felicidad a corto plazo, pero nuestro grado de felicidad tiende a volver a un determinado nivel básico poco después del acontecimiento. Por ejemplo, ganar la lotería sólo produce un pico de felicidad de corta duración, que suele desaparecer relativamente rápido. Del mismo modo, las personas que se enfrentan a problemas de salud repentinos y trágicos, como un diagnóstico de cáncer o una parálisis, suelen recuperar su nivel de felicidad previo tras un periodo de pena. Por lo tanto, parece que ninguna condición externa específica puede afectar realmente nuestra felicidad a largo plazo. Pero la mente es una herramienta poderosa.

Nuestro estado mental afecta en gran medida la forma en que percibimos el mundo. Pensemos, por ejemplo, en cómo las emociones negativas afectan nuestra visión de los demás. Cuando estamos enojados, incluso los amigos más queridos pueden parecernos molestos, fríos y hostiles. Según el Dalai Lama, es posible entrenar sistemáticamente nuestra mente para identificar y cultivar estados mentales positivos y eliminar los negativos.

Aunque se trata de un proceso lento y gradual, al final se consigue la calma necesaria para vivir una vida feliz y alegre, sea cual sea la situación externa. Las circunstancias externas no pueden generar felicidad duradera. El estado mental adecuado, sí. En los próximos 3 resúmenes, aprenderán por qué la compasión, la intimidad y la espiritualidad son importantes para tener una vida más feliz.

Desarrollar compasión universal es un camino hacia una vida más saludable y feliz.

El Dalai Lama hace mucho hincapié en desarrollar y cultivar la compasión por toda forma de vida. Es un componente importante no sólo del crecimiento espiritual budista, sino también de una felicidad sólida y duradera. La compasión puede definirse a grandes rasgos como un estado mental sin agresividad, el deseo de ver a los demás libres de sufrimiento.

En la verdadera compasión, este deseo es profundo y universal. No está relacionado con sentimientos personales ni con el apego a individuos concretos. Más bien, se aplica a todos los seres vivos, incluidos los amigos, los enemigos e incluso un pez que se retuerce en un anzuelo. Los beneficios mentales y físicos de una actitud compasiva se han documentado muy bien en investigaciones. Estos varían desde experimentar un pico emocional después de ayudar a los demás hasta alcanzar una mayor esperanza de vida para quienes ayudan. Pero el rasgo más llamativo de las personas compasivas es la amplitud de su calidez hacia los demás.

Sienten una fuerte afinidad hacia todas las personas, sin importar si son ricos o pobres, amigos cercanos o absolutos desconocidos. Para cultivar la compasión, hay que ser empático con los demás y poner empeño en entender las cosas desde su perspectiva. Un método eficaz para lograrlo es comprender su historia de vida y enfocarse en los aspectos en común que comparten con esas personas. Digamos, por ejemplo, que un taxista intenta cobrarles de más. En lugar de enfadarse, pueden pensar en lo que ustedes y el taxista tienen en común, por ejemplo, que ambos están cansados, tienen hambre y quieren volver a casa con sus familias. Luego, pónganse en su lugar.

¿Cómo se sentirían ustedes? A menudo, esto ayuda para desarrollar la empatía y reducir la ira que se experimenta, lo que nos lleva a sentir más compasión y lograr una vida más feliz.

La noción occidental del amor romántico puede ser limitante y, por lo general, no es suficiente para entablar una relación duradera.

Mantener relaciones íntimas y estrechas con otras personas favorece nuestro bienestar físico y mental, pero el punto de vista occidental de que la intimidad profunda sólo se puede lograr a través de una relación romántica puede resultar problemático. Las personas que no hayan este tipo de vínculo suelen sentirse solas e infelices. Pero, de hecho, el concepto y las limitaciones de la intimidad han variado mucho en las diferentes épocas y culturas, y el nivel de intimidad va mucho más allá de la definición occidental exclusivamente romántica.

El mismo Dalai Lama expresó que sentía una conexión íntima con un amplio abanico de personas que lo rodeaban, por ejemplo, sus tutores y cocineros. Incluso llegó a hablar de asuntos de estado con una persona de limpieza que barría el piso. Si aprovechamos las innumerables oportunidades de conectar con otras personas cada día, podemos llevar una vida más feliz. A menudo, nuestras relaciones con los demás resultan problemáticas. En estos casos, es vital comprender los fundamentos de las relaciones. Por ejemplo, las relaciones románticas basadas en el deseo sexual o en el ideal occidental de dejarse llevar por el amor tienen muy pocas probabilidades de durar si no existe un sustento más permanente.

Las relaciones duraderas, en cambio, se basan en el respeto y la valoración de la otra persona. Este tipo de relación requiere conocer la naturaleza más profunda de la otra persona, algo que lleva tiempo. Como dijo Mark Twain, ningún hombre o mujer sabe realmente lo que es el amor perfecto hasta que ha estado casado un cuarto de siglo.

Aunque las creencias religiosas pueden ser beneficiosas para la felicidad, se puede cultivar una espiritualidad básica sin ellas.

La espiritualidad es un ingrediente importante para llevar una vida más feliz. Los beneficios de una fuerte convicción religiosa se documentaron de manera muy adecuada en numerosos estudios y varían desde familias más felices hasta un mejor estado de salud. Pero en contra de lo que mucha gente cree, la espiritualidad no depende de ninguna religión específica.

El Dalai Lama cree que cualquiera de las principales religiones del mundo puede ofrecerles a las personas la oportunidad de llevar una vida más feliz. De hecho, también hay un tipo de espiritualidad que existe completamente fuera de la esfera de las creencias religiosas. La espiritualidad básica comprende cualidades humanas esenciales como la bondad, la compasión y el cuidado de los demás y, por lo tanto, es accesible tanto para los ateos como para quienes practican una religión. Adoptar estas cualidades nos acerca a toda la humanidad, lo que nos ayuda a ser más calmos, felices y pacíficos. El Dalai Lama dedica unas cuatro horas diarias a rutinas religiosas, pero la espiritualidad básica puede practicarse en la vida cotidiana sin necesidad de rezos ni mantras. Por ejemplo, si se encuentran en una situación en la que sienten la tentación de insultar a alguien, pueden practicar la espiritualidad básica desafiando ese deseo y absteniéndose de satisfacerlo.

De este modo, pueden entrenar constantemente la espiritualidad básica sin tener que rezar durante horas cada día.

El sufrimiento es algo natural en la vida, pero, a menudo, lo aumentamos innecesariamente.

En los últimos cinco resúmenes descubrirán cómo superar el sufrimiento y los estados mentales negativos. El sufrimiento es una cualidad universal y natural de la vida. Las culturas orientales parecen aceptar mejor este hecho, tal vez porque los habitantes de Asia suelen vivir más cerca de la pobreza y del sufrimiento diario que sus compatriotas occidentales. Los occidentales suelen no entender que el sufrimiento forma parte de la vida y a menudo se ven a sí mismos como víctimas de alguna fuerza maligna cuando algo va mal.

Pero el sufrimiento es inevitable. Por ejemplo, envejeceremos y moriremos. Intentar evitar o ignorar este hecho es una solución temporal. Cuando inevitablemente se tengan que enfrentar al sufrimiento de una u otra forma, la actitud mental será de vital importancia. Si temen al sufrimiento como algo antinatural e injusto, se sentirán víctimas y asignarán culpas cuando, en realidad, deberían eliminar las causas mentales del sufrimiento. El sufrimiento puede ser natural, pero a menudo lo magnificamos sin querer al someternos de manera voluntaria a una angustia innecesaria.

Por ejemplo, un error que cometemos con frecuencia los occidentales es resistirnos al cambio y aferrarnos a las cosas que nos importan o poseemos. Pero el cambio es una fuerza constante y universal. Resistirse a él provocará sin lugar a dudas sufrimiento al perder las cosas a las que nos hemos aferrado. Otra fuente común de sufrimiento innecesario es aferrarse sin razón a los acontecimientos negativos del pasado, reproducirlos mentalmente y prolongar continuamente el dolor.

Por ejemplo, algunas personas que se divorcian siguen sintiendo ira hacia sus excónugues incluso décadas después del divorcio. Si aceptan que el sufrimiento es natural, pueden enfrentarse a sus causas y analizarlas, lo que incluye la posibilidad de que, en parte, ustedes lo están creando y empezar a llevar una vida más feliz.

Solamente mediante un esfuerzo sostenido podemos eliminar las actitudes, los sentimientos y los hábitos negativos.

El Dalai Lama cree que los estados mentales negativos, como la ira y el miedo, son obstáculos que nos impiden alcanzar nuestro estado natural de felicidad. Son venenos. De lo contrario, ciertos estados mentales positivos como el amor, la compasión, la paciencia y la generosidad pueden actuar como antídotos contra ellos al eliminar las emociones, las actitudes y los comportamientos perjudiciales.

Por lo tanto, para poner fin a la negatividad, hay que cultivar en forma regular las emociones y los comportamientos positivos. Esto se asemeja a las ideas esenciales de la terapia cognitiva occidental, en la que se identifican los comportamientos y pensamientos inadecuados y, en cierto modo, se corrigen. Las personas deprimidas, por ejemplo, suelen tener una forma de pensar distorsionada. Tal vez, centren sus pensamientos exclusivamente en las cosas negativas, como los problemas en el trabajo o las dificultades económicas, y pasen por alto por completo el hecho de que tienen muchas cosas por las cuales ser felices, como la buena salud y una familia encantadora. Los estudios han demostrado que corregir estos modos de pensar distorsionados puede ayudar a las personas a ser más felices. El proceso de liberarse de las emociones y los comportamientos negativos y destructivos y sustituirlos por otros que sean positivos lleva tiempo y es gradual.

Para inculcar con éxito los buenos hábitos, hay que entender por qué es necesario un cambio y luego traducir esa razón en la convicción y decisión de cambiar. Luego, mediante un esfuerzo sostenido, es posible poner en práctica el cambio. El proceso de adaptación puede llevar muchos años y las expectativas de una solución rápida no son realistas. El propio Dalai Lama afirma que le ha llevado 40 años de práctica desarrollar una profunda valoración de los principios y las prácticas budistas.

Sus oraciones durante cuatro horas todos los días son recordatorios de cómo desea vivir su vida. Mediante esfuerzos igualmente decididos y recordatorios frecuentes, ustedes también pueden llegar a establecer nuevos comportamientos.

Aprendan a cambiar de perspectiva y encontrar lo bueno en cada situación.

Cuando las personas se encuentran ante una situación conflictiva, tienden a verla, estrictamente hablando, totalmente negativa. Sin embargo, por lo general, la mayoría de las situaciones tienen aspectos positivos y negativos y pueden verse desde diversos ángulos. Por ejemplo, pueden considerar que tener que sentarse junto a una persona molesta y maloliente en un avión es una situación puramente negativa, o pueden verla como una oportunidad para practicar la paciencia y la tolerancia.

Este cambio también puede ayudarlos a encontrar el sentido en el dolor y el sufrimiento. Cuando vuelvan a encontrarse con obstáculos en la vida, no se refugien en la autocompasión ni digan, ¿por qué a mí? Más bien, considérenlos como una oportunidad para hacerse más fuertes. Encuentren el propósito en el sufrimiento y sigan adelante. Desarrollar una mente adaptable, es decir, tener cierta flexibilidad mental, favorece la capacidad de cambiar de perspectiva. Cualquier persona puede desarrollar esta flexibilidad si intenta deliberadamente cambiar de perspectiva cuando se enfrenta a acontecimientos desagradables en la vida.

A veces, se considera que las personas con mente flexible son indecisas e incoherentes. Al fin y al cabo, ¿cómo podemos aferrarnos a un sistema de valores rígido y ser flexibles? La solución del Dalai Lama ha sido reducir su sistema de valores a sus principios más básicos, que pueden aplicarse en un amplio abanico de situaciones cotidianas, en lugar de aferrarse a reglas específicas que podrían ser innecesariamente restrictivas e inapropiadas en algunos casos. Del mismo modo en que un árbol no puede echar raíces sólidas a último momento para sobrevivir a una tormenta que se avecina, ustedes no pueden encontrar un sentido de repente frente a un diagnóstico de cáncer que les han dado hace sólo un segundo.

Confronten y analicen sus sentimientos de ira y odio, y sustitúyanlos con paciencia y tolerancia.

De todos los estados mentales negativos, la ira y el odio son los mayores obstáculos para alcanzar la felicidad. Cuando surge en nosotros un sentimiento de ira u odio, éste destruye rápidamente nuestra paz mental. También anula nuestro juicio, lo que a menudo nos lleva a realizar acciones que sólo empeoran la situación y nos hacen enfadar todavía más.

Los estudios científicos han demostrado con claridad que la tendencia a la ira, la rabia y la hostilidad tiene también efectos negativos sobre la salud. Por ejemplo, aumenta sustancialmente el riesgo de que una persona sufra enfermedades cardíacas. La ira y el odio no se pueden superar sólo con el hecho de reprimirlos. Por otra parte, desahogar la ira mediante ataques de rabia y gritos puede aumentar los sentimientos negativos, no minimizarlos. Entonces, la respuesta correcta a la ira es aprender a combatirla con los antídotos de la paciencia y la tolerancia, y cultivarlos, por ejemplo, mediante ejercicios de meditación. Como la ira suele ser producto de una mente descontenta, el primer paso para afrontarla es desarrollar una mentalidad de autosatisfacción.

Los estudios han demostrado que el estrés fomenta el sentimiento de ira. Por lo tanto, reducir el estrés optando por la calma y la satisfacción puede ayudar a apaciguar los sentimientos de ira. Cuando se sientan enfadados, la respuesta correcta tanto para el Dalai Lama como para los estudios científicos occidentales es simplemente tomarse un tiempo de descanso, hacer una pausa para analizar la situación. ¿De dónde proviene mi enojo?

¿Qué factores lo provocaron? ¿Es destructivo o constructivo? Al analizar la ira desde la lógica e intentar sustituir los pensamientos negativos con sentimientos de paciencia y tolerancia, el enojo suele aplacarse.

Combatan la ansiedad y la poca confianza en ustedes mismos examinando honestamente sus pensamientos, motivaciones y capacidades.

El miedo, la ansiedad y la preocupación son sentimientos que todas las personas experimentan de vez en cuando. Son respuestas naturales a determinadas circunstancias, pero cuando se vuelven obsesivas o constantes pueden provocar síntomas mentales e incluso físicos graves, como el debilitamiento de las respuestas inmunitarias y enfermedades cardíacas. Las fuentes de ansiedad son muchas, al igual que las medidas preventivas que se pueden aplicar.

De manera similar a la práctica psiquiátrica occidental de intervención cognitiva, el Dalai Lama es partidario de desafiar las ideas que generan ansiedad y sustituirlas con pensamientos positivos. A veces, una situación concreta puede provocar un conflicto, por ejemplo, invitar a salir a alguien que les gusta. En ese caso, puede resultar útil examinar la razón por la cual se realiza dicha acción. Darse cuenta de que su motivación es adecuada y sincera, por ejemplo, desean ser amables con la otra persona, puede ayudar a reducir el miedo y la ansiedad. La ansiedad excesiva generalmente está relacionada con la falta de confianza en uno mismo, y el Dalai Lama considera que el antídoto para esto es que seamos honestos con nosotros mismos y con los demás sobre nuestras capacidades y limitaciones. Si se sienten cómodos con sus propios límites, podrán admitir con confianza cuando no puedan o no sepan hacer algo, y no perderán su autoestima por ello.

A veces, la autoestima baja puede llegar al extremo de que experimentemos odio por nosotros mismos. La persona se siente completamente indigna y puede incluso analizar la idea del suicidio. El antídoto para ese estado mental extremo es recordar el maravilloso intelecto y el potencial de desarrollo que existe en cada ser humano, incluidos ustedes. Los tibetanos contemplan esto de forma rutinaria en sus meditaciones diarias, y quizá por eso sentir odio por uno mismo es un concepto prácticamente desconocido en su sociedad.

Resumen final

El mensaje clave de este libro. Se puede alcanzar la felicidad duradera pero sólo a través de la disciplina mental interior, no como resultado de circunstancias externas como la riqueza o la buena suerte. Cultiven la compasión, la espiritualidad y una mente flexible, porque eso los ayudará a afrontar el dolor y el sufrimiento cuando sucedan. Las preguntas que este libro responde ¿Cómo podemos alcanzar felicidad duradera?

Las circunstancias externas no pueden generar felicidad duradera. El estado mental adecuado, sí. ¿Por qué la compasión, la intimidad, la espiritualidad son importantes para tener una vida más feliz? Desarrollar compasión universal es un camino hacia una vida más saludable y feliz. La noción occidental del amor romántico puede ser limitante y por lo general no es suficiente para entablar una relación duradera. Aunque las creencias religiosas pueden ser beneficiosas para la felicidad, se puede cultivar una espiritualidad básica sin ellas.

¿Cómo podemos superar el sufrimiento y los estados mentales negativos? El sufrimiento es algo natural en la vida, pero a menudo lo aumentamos innecesariamente. Solamente mediante un esfuerzo sostenido podemos eliminar las actitudes, los sentimientos y los hábitos negativos. Aprendan a cambiar de perspectiva y encontrar lo bueno en cada situación. Confronten y analicen sus sentimientos de ira y odio y sustituyánlos con paciencia y tolerancia. Combatan la ansiedad y la poca confianza en ustedes mismos examinando honestamente sus pensamientos, motivaciones y capacidades.

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